Pregunta: Está permitido mentirle a los padres para evitar una discusión entre ellos? Como ?
Respuesta: Está escrito en la Torá, que cuando Sara oyó la noticia de que engendraría un hijo reaccionó con riéndose “Y rió Sará para sus adentros diciendo, acaso después de envejecer rejuveneceré, y mi esposo es anciano”. O sea que Sará consideró que su esposo, que ya se hallaba cerca de los cien años, no podría tener un hijo. Y cuando D-os posteriormente le comentó a Abraham sobre la actitud risueña de Sará, le dijo que rió “pues ya soy anciana –para engendrar-“. O sea que alteró el argumento de Sará ante su esposo para no generar un conflicto entre ellos. De lo anterior, aprende el Talmud (Baba Metzia 87ª) que está permitido alterar la verdad para conservar la armonía, así como lo hizo el mismo Eterno con Abraham para enseñarnos justamente esta lección.
Rabí Yehuda Hasid z”l, en su obra Sefer Hahasidim escribe que si el hijo recibe una indicación de su madre para realizar determinada tarea, y su padre le pregunta quién le indicó hacerlo. Si el hijo posee la certeza que al decir la verdad creará un conflicto entre los padres, debe alterar la verdad para evitarlo. Y nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef, z”l, adhiere a esta opinión.
Sin embargo, es preciso aclarar que la persona no debe acostumbrarse a mentir aún para conservar la paz, pues se trata de una actitud –la mentira-detestable.
Se debe tratar de evitarlo en lo posible, y en El Talmud (Yebamot 63ª) relata que Rab, uno de los grandes emoraitas –rabinos del Talmud- no ameritó tener una esposa con la que conviviese en paz. Ella solía preguntarle que deseaba comer al regresar de la casa de estudios, y cuando él le proponía una comida dulce, ella le preparaba algo amargo, y viceversa. Todo lo hacía para enturbiar el ambiente de armonía en la casa.
Cuando creció Hiya, el hijo de Rab y observó la conducta impropia de su madre, se sintió sumamente afligido y decidió hacer algo por su padre. Diariamente, le preguntaba qué deseaba comer, y si el padre le decía que deseaba algo dulce, le transmitía a la madre lo opuesto, y así sucesivamente. Resultó, que su padre diariamente comía aquello que le apetecía, hasta tal punto que creyó que su esposa había cambiado su actitud hacia él.
Sin embargo, cuando Rab percibió lo que su hijo estaba haciendo, lo llamó y le pidió que ya no actuase de esa manera, por estaba habituándose a mentir, y está escrito “Y enseñarán a sus lenguas hablar mentiras” , pues aún cuando su intención era positiva, se estaba habituando a mentir, lo cual es considerado una actitud detestada por el Eterno, como está escrito: Y quien hable mentiras no se presentará ante a Mi.
En conclusión, está permitido mentir para conservar la paz, sin embargo es preciso evitar que la mentira se convierta en una actitud habitual aún en este caso.
Fuente : Musar - Rabino David Yosef chilita
Respuesta: Está escrito en la Torá, que cuando Sara oyó la noticia de que engendraría un hijo reaccionó con riéndose “Y rió Sará para sus adentros diciendo, acaso después de envejecer rejuveneceré, y mi esposo es anciano”. O sea que Sará consideró que su esposo, que ya se hallaba cerca de los cien años, no podría tener un hijo. Y cuando D-os posteriormente le comentó a Abraham sobre la actitud risueña de Sará, le dijo que rió “pues ya soy anciana –para engendrar-“. O sea que alteró el argumento de Sará ante su esposo para no generar un conflicto entre ellos. De lo anterior, aprende el Talmud (Baba Metzia 87ª) que está permitido alterar la verdad para conservar la armonía, así como lo hizo el mismo Eterno con Abraham para enseñarnos justamente esta lección.
Rabí Yehuda Hasid z”l, en su obra Sefer Hahasidim escribe que si el hijo recibe una indicación de su madre para realizar determinada tarea, y su padre le pregunta quién le indicó hacerlo. Si el hijo posee la certeza que al decir la verdad creará un conflicto entre los padres, debe alterar la verdad para evitarlo. Y nuestro maestro Rabí Ovadia Yosef, z”l, adhiere a esta opinión.
Sin embargo, es preciso aclarar que la persona no debe acostumbrarse a mentir aún para conservar la paz, pues se trata de una actitud –la mentira-detestable.
Se debe tratar de evitarlo en lo posible, y en El Talmud (Yebamot 63ª) relata que Rab, uno de los grandes emoraitas –rabinos del Talmud- no ameritó tener una esposa con la que conviviese en paz. Ella solía preguntarle que deseaba comer al regresar de la casa de estudios, y cuando él le proponía una comida dulce, ella le preparaba algo amargo, y viceversa. Todo lo hacía para enturbiar el ambiente de armonía en la casa.
Cuando creció Hiya, el hijo de Rab y observó la conducta impropia de su madre, se sintió sumamente afligido y decidió hacer algo por su padre. Diariamente, le preguntaba qué deseaba comer, y si el padre le decía que deseaba algo dulce, le transmitía a la madre lo opuesto, y así sucesivamente. Resultó, que su padre diariamente comía aquello que le apetecía, hasta tal punto que creyó que su esposa había cambiado su actitud hacia él.
Sin embargo, cuando Rab percibió lo que su hijo estaba haciendo, lo llamó y le pidió que ya no actuase de esa manera, por estaba habituándose a mentir, y está escrito “Y enseñarán a sus lenguas hablar mentiras” , pues aún cuando su intención era positiva, se estaba habituando a mentir, lo cual es considerado una actitud detestada por el Eterno, como está escrito: Y quien hable mentiras no se presentará ante a Mi.
En conclusión, está permitido mentir para conservar la paz, sin embargo es preciso evitar que la mentira se convierta en una actitud habitual aún en este caso.
Fuente : Musar - Rabino David Yosef chilita